domingo, 19 de mayo de 2013

Mis jodidas primaveras.

Dicen que un día acaba. Inesperado. Pero y si llevas esperando meses encerrada en ti misma, distanciada de lo real, sin esperanza. Un día acaba. Pregunto. Quiero que acabe. Me pregunto. Que poco sé ya, del miedo, de mi misma, de la realidad, mis ironías. Que cada cicatriz me de un poco más de vida, cada trago un recuerdo más claro, cada calada más alivio, ¿de qué? si hace tiempo que intento escapar, huir, sin saber hacia donde, o de qué. 
Todo se ha convertido en contradicciones, tan confuso como esos escalofríos en pleno agosto, los sudores en diciembre, y... la primavera. Mi jodida primavera. Que se lleva todo, que no me deja vacía porque ya lo estaba. Y sigo a base de impulsos, de respiraciones aunque ya no sepa para qué, si cada día que suena la alarma le veo un poco menos de sentido a intentarlo. Si cada día me derrumba más el miedo, ese que hace ya tres primaveras que se hizo conmigo, ese que condiciona y destruye. Tal vez también intoxica. Pero me desgarra tanto, me da tanta rabia que tal vez por el orgullo de que no me gane en mi propia partida sigo intentando lo de respirar. Pero nunca he sido muy orgullosa, siempre se me acaba el orgullo a mitad de partida. Entonces qué. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario