sábado, 23 de febrero de 2013

Solo para que derribes muros por encontrarme.

Hay noches que no. Que no me libro de mi rabia. Y todo por la puta primavera. 
Te juro que antes pasaba noches sin pesadillas. Pero si ya lo dije un día, que hasta que me quede sin nudillos voy a sobrevivir en este aislamiento. A veces duele, lo de esconder las emociones entre unos estúpidos paréntesis, ¿sabes? Pero también esto de escribir sin ser leída. 
Y es que a veces busco dónde esconderme solo para que derribes muros por encontrarme. Que tontería, ¿no? como lo de dejar la ventana abierta hasta en pleno invierno por si. Porque no voy a ser yo la que te deje ir. 
Porque tus cosas siguen igual pero con un poco más de polvo. Que desde que aquí solo hay un armario ocupado, nadie me obliga a salir de la cama y dejar mi libreta por al menos cinco minutos. Y menos mal. Aunque ya no sepa ni qué era eso de escribir con sentido, ya ni recuerdo qué me llevaba a ello si lo único que me sale al coger el boli es nostalgia y recuerdos. 
Así que ya me limito a marcar comas que acaban siendo puntos finales. Y ojalá... 

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