Cada vez me salen menos letras.
No sé si es por el vacío de mi cama,
o el del simple papel.
O tal vez vayan unidos.
Solo sé que el día que logre volver a escribir doce páginas en una noche,
sabré que algo ha vuelto a su sitio.
(Aun que también me quede descubrir si eso es algo positivo.)